El 3 de septiembre de 2013, quedará en la memoria del Periodismo, la Locución y la Cultura de México y porque no del Mundo: la desaparición física de Don Pedro Ferriz Santa Cruz; abogado, historiador, locutor, periodista, profesor universitario y tantas facetas que tuvo este señor, quien no solía contestar cartas -salvo excepciones- porque muchas veces eran misivas para preguntarle acerca de platillos voladores.
Don Pedro Ferriz, era hombre de muchos temas no sólo los referentes a los OVNIs o de la carrera espacial, sino también relativos a la Historia Nacional; siempre que podía mencionaba a la diáspora irlandesa en México -por él me entere del origen irlandés del apellido Milmo- y tantos datos al respecto, sobre todo que cuando le preguntaban su fecha de nacimiento respondía:
"Nací el 17 de marzo de 1921 -el día de San Patricio, Patrón de Irlanda- y siendo el año que comienzan las primeras emisiones de la radio en México y mi hijo nació el 12 de Diciembre de 1950 -día de la Virgen de Guadalupe Patrona de México- año de inicio de las transmisiones de Televisión en nuestro país".
Pero hay otro detalle que liga a Pedro Ferriz quizá de una manera paralela al Batallón de San Patricio y es quizá el primer Pedro Ferriz que llega a México, según nos narra el mismo en el libro: PEDRO FERRIZ: MI DIARIO INTEMPORAL, editado por Planeta en 1995, aqui lo que nos narra Don Pedro:
"El primer Pedro Ferriz llegó a México allá por la época de la invasión americana y era un aragonés de Zaragoza. Aunque también hubo por 1530 un cardenal de Aragón llamado Pedro Ferriz que no era antepasado mío, o cuando menos eso espero"
Mas adelante nos cuenta lo que puede ser interesante al público de este blog:
"Pues ese aragonés defendió a México en aquellos días aciagos de la ocupación americana en la capital de la república, cuando Palacio nacional en su asta bandera tuvo una extranjera que ahora la usan en camisetas y zapatos tenis. Pero en aquella época el asunto era dramático. Para defender a su patria de adopción, aquel Pedro Ferriz se enroló en el ejército mexicano y le tocó pelear en la batalla de 'Molino del Rey'. Había llovido mucho. No habñia trincheras, había zanjas de agua maloliente y allí estaba mi bisabuelo, con el agua hasta la cintura, mojando su paliacate para ponerlo como compresa en la culata de su rifle, para evitar que se quemara de tanto disparar."
Aquí encontramos cierto paralelismo entre el Pedro Ferriz nacido en Aragón y los miembros del Batallón; son extranjeros que se enrolan en el Ejército Mexicano y que su solidaridad los vuelve mexicanos.
"Muy cerca de allí, arriba en el Colegio Militar, estaba teniendo lugar la escena que plasmó la historia. Los nombres que son recordados al pasar lista en el Heroico Colegio Militar no eran conocidos todavía. Abajo en las zanjas donde peleaban los ciudadanos, los mexicanos y los no mexicanos como mi bisabuelo, sucedían los hechos que no registra la historia, pero que forman la esencia misma de la vida de los pueblos. El heroísmo abnegado y desconocido para quien no hay las guirnaldas de olivo."
Estos son los héroes que recoge la tradición oral, aquella que va de boca en boca de generación en generación y que muchos historiadores rigurosos se niegan a dar oídos por carecer según ellos de sustento o de alguna fuente documental; de aquellos que murieron sin que sus nombres los recuerde una placa como la que hay en la Plaza San Jacinto.
"Cuando se les acabo el parque un compadre suyo -del bisabuelo de Pedro Ferriz Santa Cruz- le dijo: 'Esto se acabó, Pedro; vámonos para la casa'. Mi bisabuelo contestó algo que no se hizo frase célebre ni se menciona en discursos: 'Qué se acabó ni qué nada, vámonos a Churubusco'
aquí es cuando el destino del Primer Pedro Ferriz y el Batallón de San Patricio coinciden:
"Y aquellos dos héroes ignorados, con dos o tres patriotas desesperados ante su impotencia, atravesaron toda la ciudad para llegar al Convento de Churubusco cuando se había rendido el General Anaya y Lucas Balderas moría murmurando: '¡pobre patria mía!' Entonces si se fueron para su casa. La guerra había terminado para ellos. Años después murió mi bisabuelo en una estación de ferrocarril. camino de Manzanillo a México, a la hora de roque de queda, cuadrándose y diciendo su frase: '¡Presente, Señor!' "
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